Carrusel

A las seis se levantan las represas
a las siete las calles son los ríos
a las ocho los hombres se levantan
a las nueve giran los ascensores
a las diez alguien piensa en el suicidio
a las once los carniceros sueñan
a las doce los gatos se despiertan
a las trece se bajan las persianas,
en la tarde todos cierran sus puertas,
a excepción del siquiátrico y sus sedes
y todo ingenio accionado por monedas,
de las catorce hasta las veinticinco
casi todos los juegos se repiten…
algunos acostumbran a dormir por las noches.

A las seis se levantan las represas…


Estimada Hilda:

Vedayana es un libro importante, escrito con la urgencia impostergable que da a luz las grandes obras artísticas. Urgente, pues, lejos de la artificialidad y el lujo, codifica una experiencia insoslayable que no pudo ser nombrada sino a través de Vedayana.
Sé que ésta es su primera publicación en forma de libro. Ha usted esperado mucho tiempo para dar a conocer esta obra, fruto de una cosecha larga y reposada, fuera del apresuramiento febril de quien busca el reconocimiento prematuro. Extrañará –a quien no la conoce a usted- el gesto de diferir la publicación de un libro de tan robusto valor. Pienso que esa tardanza obedece a su convicción de que cada cosa tiene su momento. Ahora es el momento de Vedayana. Nosotros -sus lectores- necesitábamos leerlo. Y usted se merecía ser querida y apreciada como lo que es: una poeta verdadera.
Vedayana la sitúa a usted en la mejor tradición (futura, pasada y presente) de nuestra poesía chilena. Un poema como Línea de fuego basta para hacerla merecedora del respeto sincero e irrestricto de todos los que amamos la poesía. Línea de fuego -una elegía a la luz- es un poema ejemplar que considero -por su fuerza, su potencia, su belleza violenta- a la altura de los Sonetos de la muerte de Gabriela Mistral. Sus alejandrinos -cuidadosos, impecables- colaboran en la sugestión de una letanía y una desesperación pausada. El miedo ante la posibilidad de la pérdida de la visión cierra un libro que se abre con la videncia. Quien habla aquí es alguien que se enfrenta a la oscuridad con el coraje del que hace del poema una forma de resistencia. Logra hacernos tomar súbita conciencia de nuestra propia ceguera: ceguera que nos impide apreciar, ver y agradecer el milagro de poder mirar el mundo.

Hay muchos que escriben poesía en esta larga y angosta franja de dolor; muchos los que publican profusamente y que obtienen premios, medallas y trofeos, pero los poetas de verdad (en su sentido más hondo) son contados con los dedos de una mano. Poeta no es aquel que simplemente escribe poemas, sino quien posee una visión monumental (y heterodoxa) de la realidad, extendida a todos los planos de su existencia. Hablo de una visión que -por su hondura, su radicalidad- excede por completo el lenguaje convencional. No existe para ella otra forma de expresión que no sea el poema; fuera de él hay sólo un silencio torturante. Usted es uno de esos pocos poetas verdaderos.

Gracias por este libro hondo, hermoso y enigmático. Un libro que me hubiera gustado escribir -o leer- antes de haber nacido.

Su lector, Rafael Rubio.


3 comentarios:

Unknown dijo...

Siento un orgullo enorme... Hilda Pino Brito es mi mamá..
Fueron muchos años de espera y hoy es una realidad, sabía que en algún momento su poesía saldría a la luz... la escritura de mamá no es tan facil de entenender, es una poesía de formas distintas, pero a la vez dan ganas de seguir leyendo..sus escritos son tan hermosos que no dejan a nadie impávido.
Mamita amada, sabes cuan orgullosa me siento de ser parte de tí, de ser parte de esta poesía que te llena..de este arte que es una bendición del altísimo...
Te felicito por la edición de VEDAYANA...estoy segura que será un libro que llenará mentes y corazones.
Con el corazón inflado, tu hija que te ama
Marcela

Unknown dijo...

Desde la rivera de la plena ignorancia poética, siento de igual forma un enorme orgullo por Hilda Pino, mi suegra, quien después de muchos años de esfuerzo logró plasmar su obra en este hermoso libro, que sin duda alguna, enamorará a todos quienes logren abrir la primera página, ya que sólo basta eso para quedar encantados...un enorme abrazo y mis más sinceras felicitaciones, porque además, y a mucha honra, puedo decir que estuve presente en estos últimos años de la vida de "Doña Hilda".

Un beso y abrazo enormes.

Carlos Zapata

Julián Gutiérrez dijo...

Hola, felicitaciones por vuestro trabajo y tan importantisimas publicaciones. ¿Es posible comprar Vedayana en Santiago? Un fraternal abrazo,

Julian Gutierrez