Un cubierto de mesa retorcido es el cuerpo cotidiano sometido a la humanidad

Y teniendo en cuenta que,
la calidad artística o la poética en este caso, no soportan mayores juicios, porque a fin de cuentas en Luz Rabiosa lo que acontece pletóricamente es un estremecimiento vital, expresado en papel, y guardando el suficiente respeto a lo estrictamente formal y sintáctico, que se amalgama a las reglas del lenguaje, el diccionario y la retórica de antaño, me permito simbólicamente asegurar que:

Lo esencial que se desprende del discurso de Luz Rabiosa es la resistencia en contra del daño a la sangre herida, que lesiona e interrumpe los lazos entrañables, honorífica el sacrificio y se articula en una réplica, surgente del malestar al hombre vulnerado a los ritos de la existencia o a lo que la antecede y precede, ya que se descubre en estos poemas, una especie de sustitución de la muerte por la de un delirio descriptivo, que en síntesis, no sólo repara en el hecho al emblemático homenaje a la pérdida, sino también, en la recuperación de un ser trascendental.

El natalicio entonces, esta latiendo junto a la muerte, y levanta una presencia que termina extinguiendo a la ausencia en un acto estético, germinado desde un útero defendido de la dolencia y reforzado en una limpia honestidad oratoria y una rigurosidad técnica sublimes, capaces de gestar a este bebé rabioso, emanado de una reacción lírica y que tiene el don de increpar, maldecir, sufrir y "resolver" el misterio del laberinto oscuro de la muerte.

Lo oscuro, el descenso, la muerte; la luz, el levantamiento, la redención, en un final todos unidos en una muerte luminosa, cuya hipótesis referida se configura como idea visual, al de las sombras que proyectamos en el piso y que se pegan a nuestro cuerpo. Éstas, no se meten nunca en la piel, pero están siempre ahí, apareciendo según la luz que tengamos cerca, es así que esta sombra se adelgaza en nuestro paisaje externo en momentos cuando la penumbra se apodera de la atmósfera, esfumándose incluso. Y se acentúa más transformándose en peso saturado, cuando una luz fuerte nos condena a ser develados con nuestra humanidad toda por delante, una luz que denota en expresiones y detalles, pero que inmediatamente después nos fulmina con su exceso, desfigurando todo: una Luz Rabiosa.



Luz rabiosa, inserto en la poesía chilena del presente, es una actualización del conflicto metafísico de la identidad ulterior del hombre y su débil pertenencia, entre la frontera de la creencia en la carne sentimental y el estado imperecedero del legado del alma. En definitiva, Rafael inyecta al seco cuerpo poético actual, sin la menor duda, un sorbo humano y espeso, admirable, intenso y recordable, por los siglos de los siglos…



Cristián Fuica

Editor

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